No.15053
Estos dos últimos post reflejan lo que pondera en las opiniones cuando se trata el suicidio (algo muy común no solo en los chanes): por un lado, entra el pensamiento simple y realmente poco razonado sobre al asunto, que pobremente se expresa en «si realmente quisieras matarte ya lo habrías hecho». Pasándolo como un hecho o algo sabido por todos, cuando eso es falso; no hay un acuerdo que establezca el por qué del propio suicidio y lo que conlleva, hay demasiado por detrás; por eso es un tema que sale muy seguido. Algo que no se aborda con un consejo tonto de: sal y ordena tu vida… Cosa que no muestra ni una pizca de preocupación, únicamente desconocimiento.
Por otro lado, se presenta un punto importante, se toca el tema de cómo se ha romanizado el suicidio. Algo que contribuye a la fantasiosa y estúpida idea de que quitarse la vida es bonito, de que serían unos «últimos momentos hermosos», liberadores; hasta llegar a hablar de la comodidad en el más allá (algo que todavía es mucho más romántico) (busca la definición de «romanticismo»).
Pero curiosamente es el mismo pensamiento simple y realmente poco razonado sobre el asunto con el que se responde, el mismo que mencioné en mi primer párrafo. Porque dichos pensamientos e ideas de que el suicidio es bonito, provienen de la falta de preocupación por la vida y desconocimiento total sobre la vida y la muerte.
Después de la muerte, no hay nada.